Un pouco de história

En España, Alfonso X el Sabio, en su obra legislativa de las Siete Partidas, permite expresamente que los clérigos representen pasajes evangélicos, como el Nacimiento, la Adoración de los Pastores y de los Reyes, o la Resurrección de Cristo, pero al mismo tiempo rechaza las representaciones profanas dentro de la Iglesia. El texto más antiguo conservado es anónimo, el Auto de los Reyes Magos, del siglo XII, pero el primer autor conocido es Gómez Manrique, con obras de tema religioso en los que se introducen ya elementos profanos y populares. En el siglo XV encontramos interesantes representaciones que solían hacerse en la plaza pública, llamadas “Danzas de la Muerte”, de las cuales conservamos un texto de este último autor, si bien no completo. Se trataba de una danza en la que la Muerte personificada invitaba a bailar a individuos de todas las clases sociales y edades; se establecía un diálogo con la Muerte, en el que el interpelado se negaba a acompañarla en su baile, pero al final, inexorablemente, se unía a ella, aumentando en cada diálogo el número de danzarines. Era un modo de representar lo igualitario de la muerte, en un mundo de turbulencias sociales y políticas, de grandes desigualdades, y azotado además por la peste negra y la guerra.